En el devenir voraz del sistema capitalista, sus instituciones no conocen de respeto por los seres humanos ni consideración alguna sobre las condiciones de vida de los oprimidos.
Cuando lo que esta en juego es la propiedad privada, ya nada parece importar, y a costa de sangre y vidas humanas, los encargados de conservar el orden, en pos de mantener el estado de cosas tal cual lo conocemos, reacomodan del modo en que sea necesario a los sujetos que salgan de su lugar
El día jueves 28 de julio, en la localidad Libertador General San Martín (provincia de Jujuy, departamento Ledesma) las fuerzas policiales, en consonancia con grupos de civiles armados, asesinaron a 3 explotados que luchaban por mejorar sus condiciones materiales. En el enfrentamiento también murió un policía en servicio.
Privados de los medios para satisfacer sus necesidades básicas, como la de un hogar, los proletarios en lucha intentaban solucionar sus problemáticas desde la ocupación, mediante desesperados pedidos al gobierno provincial sobre el cumplimiento en la entrega de tierras del Ingenio Ledesma para la construcción de viviendas.
En medio de las negociaciones el juez Sammas firmo la orden de desalojo y se fue de vacaciones, sin tener en cuenta las distintas formas de resolución pacifica que desde las partes se tenían en consideración.
Aún con la orden firmada, se abrió un espacio de diálogo que fue quebrado sin aviso previo cuando a las 6 de la mañana del jueves 28, irrumpió la policía con gases lacrimógenos y disparos en el predio que se estaba ocupando. Así, se desato una represión brutal que terminó con la vida de 4 personas, entre ellos un policía.
Al igual que en la Noche del Apagón del 27 de julio de 1976 en Libertador Gral. San Martín y Calilegua, los empresarios y el aparato estatal en nefasta asociación, se arremangan para desarticular cualquier intento de organización obrera y lograr así, que nada se interponga en la concreción de sus intereses. Paradójicamente 35 años y un día después de aquellos sucesos, la realidad es la misma, y el modo de operar de la clase dominante y su fiel aliado el estado también.
Tanto en dictadura como en democracia, lo que prevalece son los valores del sistema capitalista, la propiedad privada, y la explotación.
Como si no enfrentase ya demasiada adversidad, la lucha organizada ante las necesidades reales de los explotados, es expropiada y convertida en litigio político por los partidos de izquierda y demás organizaciones "sociales", despojándola de la posibilidad de convertirse en un avance sustantivo en las reivindicaciones y conquistas de la clase.
Si bien la clase política, en constante conflicto interno por el poder, desborda (en algunos espacios) de discursos progresistas que nos hablan de distribución de la riqueza, nosotros, los que día a día sufrimos las injusticias y la opresión, bien sabemos y la historia así nos lo muestra, que nada tienen que ver sus intereses con nuestro deseo de terminar drásticamente con la condición de explotados: incluidos o excluidos laboralmente, con vivienda o sin vivienda, pero siempre obligados a vender nuestra fuerza de trabajo para sobrevivir.
La opinión publica en estado continuo de interpretación pasiva reproduce constantemente un discurso reaccionario, basura calcada del vomito mediático, y perfecta solución psicológica, con la cual la clase media justifica la inacción y la desidia frente a los abusivos atropellos padecidos a diario por los sectores mas postergados.
De este modo la solidaridad de clase se ve reducida a los pocos focos de conciencia que desde las sombras intentan corroer las patas de este sistema de muerte.
Los problemas sociales, la miseria y la injusticia, son consecuencia directa de un sistema basado en la acumulación de capital, que divide a la sociedad en dos clases antagónicas y obliga a una de ellas a esclavizarse en favor de la otra.
Nuestra lucha es por la abolición de ese sistema. Y el comienzo de una vida en comunidad, sin propiedad privada ni estado.
Cuando lo que esta en juego es la propiedad privada, ya nada parece importar, y a costa de sangre y vidas humanas, los encargados de conservar el orden, en pos de mantener el estado de cosas tal cual lo conocemos, reacomodan del modo en que sea necesario a los sujetos que salgan de su lugar
El día jueves 28 de julio, en la localidad Libertador General San Martín (provincia de Jujuy, departamento Ledesma) las fuerzas policiales, en consonancia con grupos de civiles armados, asesinaron a 3 explotados que luchaban por mejorar sus condiciones materiales. En el enfrentamiento también murió un policía en servicio.
Privados de los medios para satisfacer sus necesidades básicas, como la de un hogar, los proletarios en lucha intentaban solucionar sus problemáticas desde la ocupación, mediante desesperados pedidos al gobierno provincial sobre el cumplimiento en la entrega de tierras del Ingenio Ledesma para la construcción de viviendas.
En medio de las negociaciones el juez Sammas firmo la orden de desalojo y se fue de vacaciones, sin tener en cuenta las distintas formas de resolución pacifica que desde las partes se tenían en consideración.
Aún con la orden firmada, se abrió un espacio de diálogo que fue quebrado sin aviso previo cuando a las 6 de la mañana del jueves 28, irrumpió la policía con gases lacrimógenos y disparos en el predio que se estaba ocupando. Así, se desato una represión brutal que terminó con la vida de 4 personas, entre ellos un policía.
Al igual que en la Noche del Apagón del 27 de julio de 1976 en Libertador Gral. San Martín y Calilegua, los empresarios y el aparato estatal en nefasta asociación, se arremangan para desarticular cualquier intento de organización obrera y lograr así, que nada se interponga en la concreción de sus intereses. Paradójicamente 35 años y un día después de aquellos sucesos, la realidad es la misma, y el modo de operar de la clase dominante y su fiel aliado el estado también.
Tanto en dictadura como en democracia, lo que prevalece son los valores del sistema capitalista, la propiedad privada, y la explotación.
Como si no enfrentase ya demasiada adversidad, la lucha organizada ante las necesidades reales de los explotados, es expropiada y convertida en litigio político por los partidos de izquierda y demás organizaciones "sociales", despojándola de la posibilidad de convertirse en un avance sustantivo en las reivindicaciones y conquistas de la clase.
Si bien la clase política, en constante conflicto interno por el poder, desborda (en algunos espacios) de discursos progresistas que nos hablan de distribución de la riqueza, nosotros, los que día a día sufrimos las injusticias y la opresión, bien sabemos y la historia así nos lo muestra, que nada tienen que ver sus intereses con nuestro deseo de terminar drásticamente con la condición de explotados: incluidos o excluidos laboralmente, con vivienda o sin vivienda, pero siempre obligados a vender nuestra fuerza de trabajo para sobrevivir.
La opinión publica en estado continuo de interpretación pasiva reproduce constantemente un discurso reaccionario, basura calcada del vomito mediático, y perfecta solución psicológica, con la cual la clase media justifica la inacción y la desidia frente a los abusivos atropellos padecidos a diario por los sectores mas postergados.
De este modo la solidaridad de clase se ve reducida a los pocos focos de conciencia que desde las sombras intentan corroer las patas de este sistema de muerte.
Los problemas sociales, la miseria y la injusticia, son consecuencia directa de un sistema basado en la acumulación de capital, que divide a la sociedad en dos clases antagónicas y obliga a una de ellas a esclavizarse en favor de la otra.
Nuestra lucha es por la abolición de ese sistema. Y el comienzo de una vida en comunidad, sin propiedad privada ni estado.
¡CONTRA EL SISTEMA CAPITALISTA Y SU ESTADO ASESINO SIEMPRE!
www.grupoanarquistasrosario.blogspot.com
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Grupo Anarquistas Rosario
Julio de 2011. Región argentina.www.grupoanarquistasrosario.blogspot.com
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